¿Qué te dices a ti misma de ti? ¿Cómo es tu diálogo interno? ¿Eres dura contigo misma? ¿Cuánto te exiges? ¿Te permites fallar?
Adivino un poco:
Que torpe soy, que tonta soy, que estúpido he sido, ¡pero que imbécil!, todo lo hago mal, todo me sale mal, es que no sirvo para nada, no soy capaz de nada, soy una histérica, soy patético, soy retrasado, lo he hecho fatal, nunca lo hago bien, soy un desgraciado, soy una inútil, soy la persona con menos suerte del mundo, que asco me doy, soy insoportable, no soy suficiente, siempre fracaso...
Muchas de ellas las tienes tan interiorizadas que ni te das cuenta de cuanto te las repites. Haz la prueba un solo día, anota todas las veces que te dices este tipo de cosas y toma conciencia de ellas. Pero sobre todo empieza a cambiar tu dialogo interno, empieza a quererte desde ahí. Eres algo mucho más grande como para andar definiendo toda la totalidad de tu ser con algo tan minucioso y a su vez tan negativo. Y al final, te lo crees y sigues alimentando esas creencias que lo único que hacen es limitarte. Porque si tú te hablas de esta forma ¿Cómo esperas que te hablen los demás? Y si tú consideras que eres de esa forma, ¿Cómo esperas que consideren los demás que eres?